Nuestra historia

Los orígenes de la panadería se remontan a la década de los 50, cuándo la panadería estaba regentada por Eliseo Seco. En esa época la economía giraba casi exclusivamente en torno a la agricultura y ganadería, pero también había tiempo para la diversión y el baile. De hecho, en la parte superior de la panadería se ubicaron diferentes negocios, desde el propio salón de baile a una tienda de electrodomésticos.


En Junio de 1972 Dolores Álvarez Seivane y Eulogio Seivane Gasalla, deciden cambiar el rumbo de su vida y adquieren la panadería, propiedad en ese momento de Arcadio Falcón, hijo de Eliseo. En los primeros años el negocio se centró fundamentalmente en la producción del pan en el horno de leña, el cual sigue a pleno funcionamiento hoy en día.


Los furgones salían cargados con piezas de 3 y 2kgs. Largas hornadas en largas jornadas de trabajo en las que una joven se ponía manos a la obra al regresar del colegio. María del Mar Seivane Álvarez, que a principios de los 80 se convertiría oficialmente en la segunda generación. Posteriormente se incorporaría José María Castro Pillado, pareja de María del Mar.

Seiño, como es conocido este último, recogería el cariño de la gente por las diferentes rutas, cariño que ya había generado Eulogio.

En el año 2019, la vida les daría un serio aviso a Mari y Seiño, por lo que debido a problemas de salud severos se vieron obligados a cerrar el negocio.


En Junio de 2020, en medio de la pandemia debida al COVID-19, Javier Castro Seivane y Jesús María Fernández Agrelo reabrirían la panadería. Plantean una propuesta diferente partiendo de los mismos valores de artesanía y tradición, adaptándose a los nuevos tiempos y concienciando sobre la importancia del pan saludable.


Panes, empanadas y dulces elaborados de forma tradicional y artesanal.